lunes, 15 de diciembre de 2008

Presentación del libro "El vaho de las ánimas y el eco de los cristeros" del autor José Cervantes.


Ramón Granados, leyendo el texto de presentación.


José Cervantes es un verdadero cuentacuentos.



Agapito Torres, Jeremías Ramírez, José Cervantes, Gabriel Sánchez y Ramón Granados.


Ramón Granados, leyendo.


Jeremías Ramírez, haciendo comentarios sobre la obra.
El Lunes 15 de Diciembre se presentó la obra "El vaho de las ánimas y el eco de los cristeros" del autor apaseoeltense José Cervantes, la cita fue en el auditorio del cassa; a continuación el texto leído por Ramón Granados Juárez con motivo de esta presentación.
EL VAHO DE LAS ÁNIMAS Y EL ECO DE LOS CRISTEROS
DE JOSÉ CERVANTEZ GÓMEZ

Uno ha creído a veces, en medio de este camino sin orillas, que nada habría después;
que no se podría encontrar nada al otro lado,
al final de esta llanura rajada de grietas y de arroyos secos.
Pero sí, hay algo. Hay un pueblo.
Se oye que ladran los perros y se siente en el aire el olor del humo,
y se saborea ese olor de la gente como si fuera una esperanza.
JUAN RULFO “NOS HAN DADO LA TIERRA”
La voz de los viejos de esta región agoniza, se va perdiendo entre el viento que levanta el polvo, se va muriendo con la tierra que ya no quiere germinar, con la migración y las nuevas tecnologías; si dejamos que la tradición oral se muera, estaremos perdiendo esa esperanza de la que Juan Rulfo habla. Si permitimos que las historias de nuestros viejos se extingan, estaremos negando una importante raíz de nuestro pasado como pueblo.
Así lo ha entendido José Cervantes Gómez, por eso decidió recorrer las veredas de nuestra región, para llegar a los lugares donde nacieron las historias y escucharlas de viva voz de algunos de sus protagonistas. José Cervantes, con este nuevo volumen; al igual que en su primer libro, no sólo rescata una parte de las narraciones y cuentos de los viejos de la región; también ha rescatado una parte importante de la historia local: la guerra cristera; hechos históricos relatados a manera de corridos o de anécdotas diversas de esta etapa de la historia nacional; que en nuestra región se vivió muy de cerca.
En “el vaho de las ánimas y el eco de los cristeros”; José Cervantes nos lleva por caminos de tierra, calles empedradas y angostas veredas desde Tarimoro hasta Apaseo el Grande, recorriendo cerros, acantilados y llanos con el único fin de mostrarnos la voz de la historia local, que se esconde detrás de las arrugas de los ancianos. Las reminiscencias de la revolución cristera; tan presentes en la memoria de las comunidades de la región; se hacen evidentes en las páginas de este excelente libro; en esta región, a quienes pertenecían a la cristiada se les denominaba “los del cerro”, porque elegían los cerros para ocultarse del ejército y desde allí planear y ejecutar sus ataques.
Esta lucha de la causa religiosa fue posible (como muchas otras guerras y revoluciones), gracias a la gente del pueblo, a los de abajo, a los que soñaron con tierra para trabajar y pan para sus familias. Estos personajes son los que le dan vida a este libro. Tan importantes han sido estos personajes en el libro, que el compilador decide conservar el lenguaje y las expresiones populares con las que se habla en esta parte del bajío mexicano. Dándole al libro el carácter de ejemplo del ideario popular, haciéndolo entendible para todo tipo de público.
Este proyecto de rescate de la tradición oral local ha sido posible gracias al apoyo del Programa PACMYC (Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias) para el Estado de Guanajuato; del que Cervantes resultó beneficiado, gracias al invaluable aporte que hace a la historia regional.
José Cervantes; con este nuevo libro, nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre la importancia de la conservación de las narraciones, historias, corridos, anécdotas y demás manifestaciones históricas, ya que son relevantes para entender nuestra realidad actual.
En “El vaho de las ánimas y el eco de los cristeros”, se recogen historias que, de no haber sido por la intervención oportuna de Cervantes Gómez, hubieran muerto en el olvido. Algunos de los narradores que aparecen compilados en este libro ya no viven o su avanzada edad ya no les permitirá contar más historias, de ahí la importancia de que José Cervantes haya realizado este trabajo en este tiempo.
De haber esperado más, quizá no hubiera encontrado a alguno de los participantes y las historias se hubieran ido junto con sus protagonistas.
Este es un libro que nos recuerda la importancia que revisten los viejos en nuestras sociedades –y el olvido en el que los tenemos--, porque son ellos los que tienen en sus manos la sabiduría y la experiencia que los años dan; sabiduría y experiencia que compartirán con nosotros cuando leamos sus historias.
José Cervantes nos muestra en “El vaho de las ánimas y el eco de los cristeros” un conjunto de historias que no morirán gracias a la publicación de las mismas y quedarán registradas para la posteridad en esta obra. Con este libro, José Cervantes ha entrado en la historia cotidiana de nuestra región y por ende en su vida y su memoria; porque, en palabras del escritor checo Milan Kundera “La vida es la memoria del pueblo, la conciencia colectiva de la continuidad histórica, el modo de pensar y de vivir”.
Ramón Granados Juárez. Apaseo el Alto, Guanajuato, 15 de Diciembre 2008 Texto leído en la Presentación del libro “El vaho de las ánimas y el eco de los cristeros” de José Cervantes Gómez




domingo, 14 de diciembre de 2008

MUESTRA POÉTICA DE INVIERNO, VALLE DE SANTIAGO 2008


Las caras de la 1era Muestra Poética de Invierno en Valle de Santiago.


Con árbol navideño de fondo.



Todo listo.


Jesús Zarazua, en plena lectura.


A Clau no la calentaba ni el sol (pero sí le lastimaba los ojos).


MUESTRA POÉTICA DE INVIERNO, VALLE DE SANTIAGO 2008

El día llegó, eran las 11: 30 AM y la cotidiana tranquilidad del jardín principal de Valle de Santiago se vio interrumpida por un grupo de locos dispuestos a leer poesía.


Los primeros en llegar fueron Javier Malagón, Marion Flores, Santiago León e invitados que los acompañaban; yo llegué con Jesús Zarazúa. Claudia García poeta e historiadora vallense; y a quien se le considera la autora intelectual de este evento, se veía consternada; algo le preocupaba, era el micrófono. Problemas técnicos minúsculos que se hacían mayúsculos con el caminar del reloj, un cable que no servía y hubo que cambiarlo, después, era el micrófono el que inexplicablemente no funcionaba. Pareciera que alguna extraña maldición cayera sobre todos nosotros.


Una hora después el equipo técnico de casa de la cultura llegaría para arreglar lo desarreglado y entonces si; con singular alegría inició la lectura de poemas.




Marion Flores, Ramón Granados, Javier Malagón y Claudia García justo antes de iniciar las lecturas




Se leyeron los trabajos de cada autor y de algunos otros escritores, como Sabines; cortesía de Javier Malagón. Hubo que mover el moviliario por motivos climáticos (nos fuimos, como quien dice; a la sombrita), justo a las afueras de la Presidencia Municipal; afortunadamante el alcalde estaba en un evento, de otra manera se hubiera considerado la lectura como una manifestación en su contra, o algo peor: un recital en su honor.




leyendo

La sorpresa la dio Don Vicente Ruíz Martínez, extraordinario narrador, quién se dejó venir (sin albur) desde Salamanca para escuchar las lecturas.




Santiago León y Vicente Ruiz


Leimos, nos escucharon, nos divertimos, nos tomamos muchas fotos, hicimos florecer la palabra en aquel hermoso lugar; la muestra rindió sus frutos.




Jesús Zarazua, Marion Flores, Javier Malagón y Claudia García


Nos despedimos con la esperanza de que esta 1era muestra no sea la última; luego, parrillada (casi) vegetariana en casa de la abuelita de Marion, en donde Malagón mostró sus dotes de chef internacional; y luego, la despedida con el compromiso de encontrarnos en algún otro evento para seguir haciendo de la palabra una fiesta.



Primera Muestra Poética de Invierno (Valle de Santiago 2008)

domingo, 30 de noviembre de 2008

PRÓXIMA PRESENTACIÓN

EL PRÓXIMO SÁBADO 13 DE DICIEMBRE, RAMÓN GRANADOS HARÁ ARDER EL JARDÍN PRINCIPAL DE VALLE DE SANTIAGO, GUANAJUATO. COMO PARTE DE LA 1er MUESTRA POÉTICA DE INVIERNO DE AQUELLA CUIDAD. LA CITA ES EN PUNTO DE LAS 11:30 AM.
SE ESTARÁN PRESENTANDO EN ESTE EVENTO ALGUNOS ESCRITORES LOCALES Y DE LA REGIÓN.
(GRACIAS A CLAUDIA POR LA INVITACIÓN).

domingo, 2 de noviembre de 2008

Presentando "Arder" en San José Iturbide
























Como parte del 3er Festival de Día de Muertos, organizado por Exe Nocion Iturbidense; este 2 de Noviembre se realizó la presentación de "Arder" en la plazuela "El Caracol" de San Jósé Iturbide; Guanajuato. Contando con la participáción de Jesús Zarazua como presentador; un agradecimiento a la gente de Exe Nocion y a las personas que se dieron cita para hacer arder la plazuela "El Caracol".




domingo, 26 de octubre de 2008

LA NOCHE QUE NO SANA

La noche cayó como una estaca;
apolillada se arrastra en silencio,
cubriendo las piedras,
regando las flores.

Los ojos se hacen polvo
contemplando la luna
y la noche avanza
cansada de cargar
a sus muertos.

Se abren
las ventanas del insomnio.

Ánimas renegadas
buscan saliva de aurora;
caminos como charcos de vino,
refugio y alivio.

Somos los sonámbulos esqueletos
rogando por que la noche se prolongue;
somos los perros abandonados
llorando nuestra triste muerte.

jueves, 16 de octubre de 2008

COTIDIANO SOSIEGO CON CORTEJO FÚNEBRE A FINALES DEL VERANO

La gente está en la calle.
Unos andando, otros sentados.
La usual tranquilidad
que se siente
de éste lado del mundo.
Autos moviéndose,
como nubes antes del aguacero
arrastradas
por un viento
pesado.
Cansado.
Flojo.
En esta tierra acalorada
son las cuatro de la tarde
con veintinueve minutos.
Hay una misa de algún difunto;
en otro lugar
tal vez también.
Es el otoño recién nacido.
El entierro del verano.
Los últimos calores.
Las hojas
ya casi se caen.
Se va el cortejo.
Sepelio.
Larga fila.
Todos vamos al panteón.

jueves, 9 de octubre de 2008

LAS FOTOS DE LÁZARO CÁRDENAS

... SI QUIEREN QUE LES PONGA LAS FOTOS; PÓNGANME UN COMENTARIO, DANDO Y DANDO ¿NO?

miércoles, 8 de octubre de 2008

ENCUENTRO LÁZARO CÁRDENAS

Ocho horas de viaje, tres autobuses, un taxi, un viaje de paisajes maravillosos, un calor del infierno, pero por fin, y después de todo; estaba en Lázaro Cárdenas Michoacán.
Al no calcular bien mis tiempos llegué a la hora en que se realizaba la ceremonia de inauguración, en uno de los salones de la Casa de la Cultura "José Vasconselos". Hervía (literalmente) el lugar; unos 80 jóvenes esperaban, cámara en mano; las mesas de lectura, las que fueron fluyendo llenas de buena literatura. Por fin me tocó leer, para entonces, el sudor corria por los cuerpos ávidos de más lecturas; después del cuento de la niña que parió un niño-pepino, de Edgar Omar Avilés (gran exponente de la nueva narrativa moreliana); tocó el turno de presentar "arder" ante el auditorio de aquel lugar.
"Hay días peores" respondió Jesús Baldovinos, uno de los organizadores; cuando pregunté al público sobre lo infernal del clima. No me quedó más que iniciar la lectura.
Ramón Méndez, uno de los máximos exponentes del movimiento infrarealista, movimiento que naciera a mediados de los años setentas; dormía infrarealistamente, mientras las lecturas se sucedían y para él, pasaron sin ver. Sin duda y por mucho, el personaje del encuentro.
"Arder" fue aceptado con agrado por los asistentes; que quedaron satisfechos al concluir mi participación con el texto "fría me gustas más"; leído con la intención de enfriar un poco el cálido ambiente.
Terminaron las lecturas y comenzaron las entrevistas, las fotos, los autógrafos, los abrazos, los comentarios... el encuentro.
El siguente día estuvo lleno de cosas interesantes, por la mañana el encuentro literario infantil en el Centro Cultural La Parota, que toma su nombre de un majestuoso árbol que está a la entrada del recinto. Los pequeños asistentes a un taller leyeron sus textos, hicieron dinámicas y respondieron cartas que recibieron de un grupo de niños del DF (cortesía de Aída Valdepeña). Yo, por mi parte, aproveché para engrandecer a Antonio Plaza y les ofrecí algunos textos de él, y gustaron.
Luego, la felicidad continuó con una mariscada a la orilla del mar, porque en el mar, la vida siempre será más sabrosa. Cálido momento inolvidable en el que, una vez más, mi tocayo dejó su infrarealista rública.
De regreso se nos hizo un poco tarde, por andar disfrutando de las bondades marítimas, en La Parota ya habia casi 100 jóvenes prestos a seguirle al cotorreo literario (a estas alturas yo dudaba de la procedencia de estos jóvenes; hacen muchas anotaciones, muchas preguntas, sacan fotos de todo y de todos, otros se quedaron afuera; ¿algún siniestro profesor les prometió un punto en su calificación por asistir al evento y llevar información sobre el mismo? en fin, el encuentro siguió). Tocó el turno a los autores locales, quienes pusieron muy en alto la literatura que su ciudad produce.
Cantó una rusa, entregaron reconocimientos, nos sacamos fotos, cenamos, dormimos tarde, se acabó el encuentro.
Al siguiente día tuve que empacar temprano, algunos salieron desde las 6 de la mañana; el viaje sería largo y cansado; así tuve que pasar ocho horas de viaje, tres autobuses, un taxi, un viaje de paisajes maravillosos y un calor infernal que recordaré con una sonrisa, por haber sido invitado al encuentro de escritores de Lázaro Cárdenas, en la hermosa costa michoacana.
P. D. el resguardo militar en el que este Estado se encuentra no fue impedimento para hacer florecer la palabra y pasárnosla de poca madre.

jueves, 2 de octubre de 2008

DIARIO DEL POETA ASESINO

Hoy también tengo ganas de matar,
para impedirlo;
debo seguir escribiendo.

miércoles, 1 de octubre de 2008

... y sigue la mata dando.

... vienen más presentaciones!!!

PRÓXIMAS PRESENTACIONES

Los próximos 3 y 4 de Octubre, en el marco del Encuentro de Escritores Pacífico-Lázaro Cárdenas, Ramón Granados se estará presentando con su nuevo libro "Arder", además de participar en una serie de lecturas para los niños de aquella región del estado de Michoacán. Están ya confirmadas también lecturas en los municipios de Tarandacuao y San José Iturbide; gracias a David y Chucho por el apoyo en sus respectivos municipios.

lunes, 22 de septiembre de 2008

PRESENTANDO "ARDER" EN MOROLEÓN




En el marco del XI encuentro regional de escritores, realizado en Moroleón. Jesús Zarazua y Ramón Granados, con singular alegría presentaron al público de por aquellos lares, la mas reciente publicación del segundo (o sea, de Ramón). Este evento ha servido para volver a ver a los buenos amigos; un saludo para todos, no los nombro por temor a olvidar a alguno, pero ustedes saben quienes son. En esta nueva serie de fotos se aprecian los flamígeros momentos en que ambos autores hacen arder el auditorio de la casa de la cultura de aquel lugar, con sendas y calurosas lecturas extraídas de la obra del ahora llamado "el poeta incendiario de estatura de dedal".

domingo, 21 de septiembre de 2008

DESDE MOROLEÓN...

Presentando Arder con Jesús Zarazua, Moroleón 20 de septiembre de 2008

XI Encuentro Regional de Escritores Moroleón 2008

Como parte de las actividades del XI encuentro regional en Moroleón, Guanajuato; el pasado Sábado 20 de Septiembre de 2008 se presentó el libro "Arder" de Ramón Granados Juárez. Para este evento se contó con la presencia del escritor iturbodense Jesús Zarazua.

jueves, 18 de septiembre de 2008

7:19 am 19 de Septiembre de 1985, el despertar entre las ruinas

LABORES DEL RESCATE EN EL CENTRO MEDICO
¿Hay alguien ahí? Si me escucha pegue 3 veces
(La Jornada, 29 de septiembre de 1985)
JUAN BALBOA * EL GRITO DESESPERADO de los trabajadores de las brigadas hizo enmudecer las grúas, compresoras y taladros de aire:
-¡Siiilencio! ¡Siiilencio!
Una voz débil, que surgió del fondo de los escombros de lo que fue el área de Ginecoobstetricia del Centro Médico Nacional, movilizó, en escasos minutos, a las brigadas voluntarias de Pemex y de la UNAM.
Puso a funcionar los aparatos rastreadores de los ingleses, hizo rugir al equipo de ultrasonido de los norteamericanos y provocó que los aparatos de los israelíes escupieran rayos láser sobre las losas.
Toda la atención se volcó en un pequeño orificio. La voz apenas audible cambió la rutina, a veces monótona, de los trabajos de rescate que se realizan en el Centro Médico Nacional.
Una operación agotadora que continúa. Una búsqueda afanosa de los cuerpos con vida de una mujer y un niño que se encuentran, según informaron las brigadas, en los elevadores del edificio.
El silencio se hizo a las 13:30. Los cinco socorristas ingleses, especialistas en rescate, corrieron al lugar que en forma insistente señalaban los trabajadores. El aparato de rastreo inició el trabajo. Cinco minutos después los ingleses pidieron ayuda a las brigadas de Estados Unidos e Israel.
Aproximadamente cien trabajadores de Petróleos Mexicanos y estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México continuaron los trabajos.
Hora y media había transcurrido. Las grúas lograron despejar la zona. Las brigadas norteamericanas e israelíes se encontraban listas. Se escuchó por segunda ocasión el grito:
-¡Siiilencio! ¡Siiilencio!...
Uno de los ingleses intentó, por primera vez, establecer comunicación. Repitió varias veces cinco golpes en un metal: clanc, clanc, clanc, clanc, clanc. No hubo respuesta. Ocho veces intentó obtener una respuesta del fondo de los escombros. Después con gritos:
-¿Hay alguien ahí? ¡Haz ruido. Si me escuchas pega tres veces!
En medio del silencio se volvió a escuchar la voz aguda del trabajador de Pemex.
-¿Hay alguien que se mueva? ¡Contesten por favor...!
Sólo diez minutos pudo contener sus gritos el coordinador de los socorristas ingleses. Los nervios lo vencieron:
-¡Hello! ¡Hello!
El tiempo devoró una hora. La respuesta no llegó.
Entrada la noche la operación continuaba. Los norteamericanos buscaban insistentes con su equipo de ultrasonido y fibra óptica. La brigada de Israel ayudaba con sus rayos láser y sus colchones neumáticos. La espera se hacía eterna. Los nervios destrozaban.

martes, 26 de agosto de 2008

OSCURECE Y TAL VEZ NO AMANEZCA

Oscurece y tal vez no amanezca.
Me quedo sentado
en este incómodo
signo de interrogación.
Todo lo que recuerdo
de ustedes,
de ellos,
de mí,
comienza a zumbar
en mis retinas.

¿Se desborda o se queda?

Se desvanece el fragmento
que recuerdo de ti.
Ya no puedo escribir
palabras limpias
en papel blanco;
ya estoy adulterado
por
todos esos
miedos añejos.
Ya no puedo ser yo
mi sombra arrastra esos fracasos.
No quedan más que manos ciegas
y vidas defecando rutinas.
No queda más que esperar
a que estas palabras se vuelvan piedras.

viernes, 22 de agosto de 2008

LLUVIA

Llueve, y el momento se antoja propicio para publicar una nueva entrada de blog; un texto que aparece en "Arder" escrito especialmente para ser leído en momentos como este.

LLUVIA
Las nubes se rasgan,
se lastiman.
Huyen arrepentidas de cubrirnos.
Al llegar la noche
se amontonan a conspirar entre tinieblas,
construyendo el camino
por donde
nuestras penas pasarán.
Lloviendo cáusticamente.
Riendo
de nuestro ser indefenso,
golpeando con sus pesadas gotas
nuestros abandonados cuerpos.
La lluvia va cayendo
de aquel cielo cicatrizado,
y llora cada vez más oscura
y melancólica.
Mojando violentamente esta tierra
las almas corren húmedas,
los cuerpos buscan refugio,
mis ojos escudriñan el cielo
y mis manos se llenan
de esa extraña aridez descolorida.
Momentos antes de la presentación de "Arder" en salvatierra.

domingo, 17 de agosto de 2008

NADA

Hay ocasiones en que no hay nada que hacer, nada que decir; o simplemente, es tanto el letargo circundante, que decidimos no hacer nada. A pesar de ello, a veces resuta ser el momento propicio para ponerse a escribir; para muestra, van dos ejemplos sobre la nada y su contexto, el primero es del gran poeta Antonio Plaza, nacido en San Bartolomé Apaseo el Alto; el otro, es un texto de mi inspiración, ambos con un tema en común: NADA.

NADA.
Antonio Plaza
Nadaba entre la nada. Sin empeño
a la vida, que es nada, de improviso
vine a soñar que soy; porque Dios quiso
entre la nada levantar un sueño.
Dios, que es El Todo y de la nada es dueño,
me hace un mundo soñar, porque es preciso;
Él, siendo Dios, de nada un paraíso
formó, nadando en eternal ensueño.
¿Qué importa que en la nada confundida
vuelva a nadar, al fin, esta soñada
vil existencia que la nada olvida,
nada fatal de la que fue sacada?…
¿Qué tiene esta ilusión que llaman vida?…
Nada en su origen. -¿y en su extremo? -¡Nada!

SUCEDE
Ramón Granados Júárez
Sucede a veces
De súbito
La decadencia
Vestida
de colores brillantes
Ocasionalmente
La tierra del tiempo
Es sembrada
Por las
Silenciosas manos
De la rutina.
Lo que pasa
Es una mosca
Muy
De vez en cuando.
Casi siempre
Y otras veces
Casi nunca,
hay megalópolis
de una sola calle
templos
llenos de ateos.
Sucede
Que a veces
Deseamos
No poder desear nada.
Ocurre
Ocasionalmente
Que en el mundo
A veces
Nada sucede.

sábado, 16 de agosto de 2008

CAMPOS CASI INFÉRTILES

POEMA QUE DA TÍTULO A MI PRIMER LIBRO

"Campos casi infértiles"
Sigiloso es el silencio del polvo;
de la ceniza
sobre nuestras penas,
la fe es viento
pero la esperanza
es el aire que nos hace falta.
Nuestros ojos son jalados
por un gancho
que no tiene camino
y nuestra mente
va dando vueltas
en una llanta de tractor;
lento pero haciendo surcos.
Y después de un ciclo
el silencio se hizo flor.

jueves, 7 de agosto de 2008

Le pasó al primo de un amigo...

Esto le pasó al primo de un amigo y como me la dijo se las platico:
Uno puede acostumbrarse a vivir en condiciones pésimas, a comer poco, a dormir menos, a singulares compañeros de trabajo; uno se puede acostumbrar a muchas cosas en la vida, pero yo no puedo acostumbrarme (por más que lo intento) a una frase compuesta por cuatro palabras, una frase que encierra un total desprecio por los sentimientos ajenos, que rompe corazones y a veces madres, dicen que algunos hasta han buscado el suicidio al escuchar la dichosa frase, cuatro palabras, diecisiete letras: "te quiero como amigo"; y vaya que la he oído muchas veces a lo largo de mi infructuosa vida sentimental.
Pues una vez mas este mal se manifestó, se atravesó como gato negro a mitad de la calle, se apareció como el indeseable al que nadie invitó a la fiesta. Ella, poco sutil y menos diplomática, aún después de haber aceptado y aprobado al galán, después aún de haber dicho "si" a la obligada pregunta ¿te gustaría ser mi novia? (nótese que el galán no obliga, propone la pregusta como algo así como "una sugerencia"); pues bien, ya había dicho que sí, ya sabía a lo que iba y a la mera hora... "es que tu me caes muy bien", y sin avisar, solto la frase aquella: "te quiero como amigo".
Nuestro galán a estas alturas ya había soportado el rigor del ritual: había sido picado incontables veces por los zancudos que rondaban por ahí (en esta cita y las anteriores), corriendo el riesgo de morir de dengue (que por moda o por curiosas razones de salubridad, es lo que en estos días transmiten los zancudos); había pasado la prueba del gordo hermano menor y sus olores extraños, de las miradas inquisidoras de los conservadores padres, de las sobrinitas escandalosas, de una incómoda espera en la puerta de la casa; bajo la mirada de vecinas metiches y sin quehacer (o con quehacer, pero con pocas ganas de hacerlo).
Y como dijo la canción: "todo se derrumbó dentro de mi" (la antigua tradición musical encierra verdaderos portentos poéticos que en ocasiones como esta se aplican muy bien, osea "es la neta"). No me quedó mas que agradecer el tiempo prestado (lástima que sólo fue el tiempo...) y retirarme con la poca dignidad que en mi corazón quedaba; y aunque esa maldita frase me remitió a los últimas 50 mujeres que respondieron con las mismas cuatro palabras, tomé fuerzas de quiensabedonde y me retiré del lugar. Ella, como para disculparse, después de yo (o sea, el primo de un amigo, no yo) haber atravesado la puerta de barrotitos, dijo: "espero no haberte quitado tu tiempo". Se me revolvió el estómago y el corazón, quise gritar, correr, tomarla de los cabellos, morir atropellado, vomitar, morderla, matar a sus padres... pero tuve la serenidad para , en lugar de eso, decirle: "no te preocupes, de todos modos no tenía otra cosa mejor que hacer" hasta hoy (un d´´ia después del evento) no sé lo que le quise dar a entender... en fin; eso le pasó al primo de un amigo y como me la dijo se las platico, por cierto, me pidió que al final incluyera el exelente poema de Antonio Pláza "a una ex bella", con una muy especial dedicatoria para una muchachita que ronda los 18 años y que no sabe de lo que se ha perdido.

A UNA EX BELLA
¿Eres tú?...
¿Eres tú el hada hermosa
a quien rendí mi corazón ingente?
¿Eres aquella peregrina diosa
que despreció mi culto reverente?
¡Vade retro!, ¡infeliz!... vieja asquerosa,
negro cadáver de ilusión ardiente,
poema de un amor santo, divino,
forrado en indecente pergamino.
¡Oh, cuánto, cuánto padecer me hiciste.
De mi llanto de fuego te reíste,
de mi fe candorosa te burlaste.
Todo al fin acabó... tú lo quisiste,
que en la senda del vicio te arrojaste,
y has encontrado en esa cloaca impura
una vejez infame y prematura.
Tu boca, ayer fragante como rosa,
se ha convertido en cueva tenebrosa
depósito de perlas incesantes,
donde bailan un par de flojos dientes;
y tu crencha tan fina, tan sedosa,
es ya mechón de canas indecentes;
¿y así te amaba yo?... ¡terrible chasco!
si lo que inspiras tú es solo... asco.
Pobre mujer, en tu vejez temida,
en la horrible vejez, que da coraje,
eres muerta ilusión, fruta podrida,
árbol seco, cenizo, sin ramaje;
mariposa en gusano convertida;
pavo real desnudo de plumaje:
y qué ¿tu porvenir no te acobarda?...
vete ¡por Dios!... el hospital te aguarda.
Como el viento, fugaz es la hermosura;
es el lujo fantástica quimera:
las flores se convierten en basura,
los trajes van a dar a la hilachera,
y la epidermis de sin par blancura
es el forro de horrible calavera,
y los ojos brillantes, primorosos,
se vuelven agujeros asquerosos.

sábado, 2 de agosto de 2008

en salvatierra

Presentando "arder" en el V encuentro internacional de escritores de salvatierra.


cartel de la presentación de "arder"; detrás de él, un curioso personaje.
http://www.correo-gto.com.mx/notas.asp?id=79399
Gracias a Hilda, editora del suplemento "expresso", por publicar esta nota...

lunes, 21 de julio de 2008

“ARDER, O LOS INGRATOS INCONVENIENTES QUE SIGNIFICA PENSAR, ESCRIBIR Y PUBLICAR UN LIBRO”


“Basta de silencios: gritad con cien mil lenguas,
porque por haber callado el mundo está podrido”.
Santa Catalina de Siena
.

“Arder” es ese grito de cien mil lenguas, al que se refiere Santa Catalina de Siena; es un grito que emerge después de un prolongado silencio. El grito que lucha por limpiar al mundo de la podredumbre.

A partir de la modesta edición de mi primer libro “campos casi infértiles” en 2002 (material agotado a la fecha); se inició el doloroso (si, aunque no lo crean; me dolió) proceso de gestación de lo que hoy –julio de 2008-- presentamos con el nombre de “arder”.

“Arder” nació después de una prolongada vigilia, a lo largo de más de cinco años se revisó, se corrigió, se reescribió, se pulió, se leyó y releyó, pasó de mano en mano aún antes haber siquiera entrado a la imprenta; un año más y talvez haya llegado a ser el libro inédito más leído de la literatura contemporánea; pero yo no iba a dejar que eso pasara.

Lo difícil de hacer un libro no es escribirlo, ni corregirlo, ni presentarlo, ni siquiera hacer los más ridículos y bochornosos malabares para que la gente lo lea. Lo realmente difícil es conseguir dinero para editarlo y el caso de “arder”; no fue la excepción.

Algunas personas manchadas, de cuyos nombres no quiero acordarme, me hicieron dar tantas vueltas que terminé mareado (literalmente); y decidí descartar la opción del apoyo de particulares.

Debo confesar que en el proceso estuve a punto de abandonar el camino de las letras (no siempre es divertido lidiar con la ignorancia); pero siempre tuve amigos a mi lado que me animaron a seguir; mientras el libro se cocinaba (en un casi eterno baño maría) tuve la oportunidad de participar en otros proyectos artísticos trascendentales para la región; como ejemplo está el ahora internacional libro de arte titulado “el arte de la talla en madera”. Proyecto fotográfico independiente ideado por Sergio García y que hoy sigue sin tener la proyección adecuada, a pesar de haber llegado a países como España y Estados Unidos.

Esos proyectos me mantenían en el camino, a pesar de eso, aún estaba a la espera de sacar un trabajo exclusivamente propio; entonces se me ocurrió enviar mi libro a alguna editorial (la verdad no se me ocurrió; alguien ya me lo había sugerido, pero si no menciono el nombre de la persona, sonará como si a mi se me hubiera ocurrido; así que, en teoría, a mi se me ocurrió. Pero en el fondo, yo no lo quería hacer).

A dos editoriales fue enviado este libro: una a nivel estatal y otra, nacional. La estatal contestó; la otra, no, y sólo para decirme que no les iba a ser posible leer mi libro por que tenían en la cola (o sea, en espera) muchos libros más y que después de leerlo les tenía que gustar; para poder dictaminarlo favorablemente, así que si quería esperar, ellos me buscarían; en algún mes del 2009 (año electoral; para acabarla).

Al ver la elocuencia de tan diplomática negativa; decidí aplicar el plan “b” (o sería el “f” o el “g”; la verdad, perdí la cuenta), mismo que consistía en pedir apoyo oficial. Esta opción era para mí el último recurso, si no funcionaba, entonces me quedaría claro el mensaje divino: “no seas necio, dedícate a otra cosa”.

Afortunadamente el mensaje sería todo lo contrario, ya que “arder” gustó a la presidencia municipal de Apaseo el Alto, de quienes recibí apoyo incondicional inmediato (y además, una lana para la edición).

De inmediato notifiqué a los amigos, así nacieron los magníficos comentarios de la cuarta de forros; acertados comentarios de gente especializada en la materia y que, además, tengo la fortuna de contar con su amistad; mismos que realzan y complementan la calidad de la obra.

Los textos por sí solos tienen vida y luz propia; pero las estupendas ilustraciones de Julián Martínez Guerrero, el hermoso prólogo de Roxana Elvridge-Thomas y la precisa introducción (sin albur) de Elisena Ménez Sánchez, llevan a la obra a un nivel sobresaliente; que se complementa perfectamente con los comentarios de Herminio Martínez, Raquel Huerta-Nava, Jaime Velasco, Irma Pineda y Roberto Morris.

Debo agradecer a quienes están hoy participando de esta fiesta ardorosamente literaria; a los que están de este lado, mis cuates: Alfredo García Servín, Alejandro González, Jesús Zarazúa y Julián Martínez por sus acertadas opiniones; y a ustedes, los que están de aquel lado, por acudir a la invitación a esta fiesta (y, por supuesto, por adquirir el libro).

Hoy, por fin, después de un doloroso y a la vez divertido y educativo proceso de gestación, presentamos “arder” por el simple gusto de gritar, como lo dijo Santa Catalina de Siena “para que no se pudra el mundo” y como lo confirmó el filósofo rumano Emile Michel Cioran: “aún hallándonos a mil leguas de la poesía, dependemos de ella todavía por esa súbita necesidad de aullar; último estadio del lirismo”
Ramón Granados Juárez
Apaseo el Alto; Guanajuato. 18 de julio de 2008

Arder. Una flama entre las llamas.

Arder, de Ramón Granados, es un poemario que convence por la técnica, las imágenes, el lenguaje, la fuerza e intensidad que alcanza y sostiene casi de principio a fin, el filo y la agudeza penetrantes, zahirientes, con que observa, analiza y cuestiona la realidad.

Hay una relación simbiótica –diría- entre este nuevo volumen y el primero de este joven y talentoso poeta, que ya es más que una mera promesa –como lo afirma, nada menos, don Herminio Martínez-. En Campos casi infértiles ya encontramos, junto a ese conocimiento de causa con que juega y recrea las palabras, una destreza y fluidez raras en alguien que entonces acababa de cruzar los 20 años, y algo que era aún más inusitado, el germen de un estilo –algo sobre lo que volveré líneas abajo-, y en paralelo a su crítica del entorno una serie de ejercicios introspectivos, una conciencia de sí mismo y del dolor, el desasosiego, la soledad.

Naturalmente, el Ramón Granados que reaparece en Arder es más experimentado, mejor lector y más sensible y esto se refleja en un dominio mayor de la forma y una inmersión más profunda en sus temas. La música, el ritmo, la nitidez de las imágenes, la limpieza en la estructura de los textos, los ecos depurados de voces que ya resonaban en Campos casi infértiles y -como ya lo mencionaba- con una visión de mayor alcance y hondura.

Un poeta de verdad, fiel a su sino, nunca acaba de ser. Vive en continua búsqueda de su lugar en los territorios de la lengua y la creación. El sitio donde hoy se halle será temporal, una vez agotadas las fuentes que lo liguen a ese espacio, su sed de ser y mirar y cantar lo llevarán a otras aguas. Así nuestro poeta, que parece cerrar un círculo virtuoso con Arder, donde ha entrado y salido del infierno del mundo y se ha asomado al abismo de sí mismo para triunfar sobre sus fantasmas y demonios. Quizá sea momento de que explore otros terrenos. Aunque, a decir verdad, nadie sabe hacia dónde debe dirigirse, ni si encontrará manantiales propicios. También es cierto que un poeta de verdad sabe callar a tiempo, cuando ha dicho lo que debía decir, cuando se enamora del silencio por sobre lo que puede decir. Pero no hay verdades inmutables, en ese lance podría equivocarse y los lectores seríamos los grandes perdedores. En este sentido, la obra aparentemente breve de Ramón Granados es más producto de la contención y la autocrítica certera que de la esterilidad, lo cual habla bien de su instinto. Él, en la soledad de su cuarto, ante los signos de las páginas que guarda o los que se le revelen en el futuro, sabrá escoger entre darlas a la luz o darlas al fuego.

Desde luego, muchos esperamos que nos tenga deparados invenciones y descubrimientos abundantes, porque confiamos en su trabajo e inspiración, porque es muy probable que lo mejor de su producción está por venir.

Ramón Granados no rehuye el asumirse como la voz de la tribu –de acuerdo con las antiguas tradiciones líricas y movido por su circunstancia-. Sin embargo, su poesía no es ideológica, a la manera del Neruda o el Alberti menos afortunados; tampoco es eso que se llama de protesta, entre la demagogia y la arenga, entre lo políticamente correcto y lo cursi. Se mueve en un viento más tenue y sutil. Nunca pierde de vista ni de oído que del poema redondo al poema descuadrado hay una línea finísima, y salvo mínimos y muy contados desatinos suele librar los peligros de la poesía panfletaria o propagandística.


Ahora, ¿qué quiere decirnos esa voz a través de Arder? Que el joven que habla se conturba y angustia ante un entorno más bien grisáceo, grotesco, plagado de absurdos, de injusticias, de estupidez, que mueve al desánimo. En ese panorama resurgen los desterrados, los campesinos olvidados de siempre, las tierras convertidas en páramos, la maquinaria impersonal del dinero y su imperio que destruye la naturaleza y aniquila voluntades e inteligencias. El desastre global y humano que desde hace al menos tres décadas se ha podido prever no ocurre sólo en los polos, en el archipiélago malayo, en los ríos de China, en los países africanos más pobres, con las migraciones masivas a Europa, con las inundaciones y oleadas de calor que asolan a continentes enteros, con la contaminación atmosférica y terrestre que envenena a los hombres, la flora y la fauna y los devasta. Ocurre a nuestro alrededor y ocurre en nuestro interior. Por ello, Ramón Granados lanza “un grito mudo que hace eco en las vísceras”, sintetiza inmejorablemente Roberto Morris.

El poeta registra y da cuenta de la degradación de la realidad, la descomposición de las almas. Donde otros, unos cuantos, no ven o no quieren ver, él se yergue para hablar por todos los demás, sin proponérselo, al hablar de él. Mira y habla incluso por quienes sin ser conscientes del desorden lo padecen. Lo hace sin imposturas ni afectaciones; la naturalidad, cierta llaneza y una vena rulfiana y sabiniana son dotes de Ramón. Digo lo anterior porque más de una vez, en Arder y en Campos casi infértiles, los versos me han remitido a Comala o a El llano en llamas con sus personajes, sus historias de desgracias sucesivas, de ilusiones vanas, su rala vegetación, sus animales escasos y, como telón de fondo o como sombra funesta, el poder y su ineficacia, impotencia y mala fe; porque Granados humaniza las tragedias y se conduele de sus semejantes, su pueblo, su país; porque sufre sus propios dolores, caídas y los golpes que le propina la vida sin pudores falsos ni mucho menos poses heroicas.

A ello aludía cuando hablaba de estilo. Igualmente a que Granados se afirma en Arder como un poeta que ejerce la economía verbal y elude el caer en la prosa cortada, riesgo latente en sus construcciones, y no confunde la expresión de sentimientos con el sentimentalismo. Cuida también el fondo.

Frente a aquella sensación de andar por un “camino de árboles muertos”, de que “se atora el futuro/ entre raíces sedientas”; de donde brotan vocablos como insomnio, tierra, lluvia, polvo, frío, sombras, miedo, grietas, ecos, ánimas, espera, ausencias, vigilia... en sus acepciones más lóbregas, como una “noche que no sana”; sensación de transitar por parajes materiales y espirituales donde “el alma se deshidrata”, el poeta implora:

“No te olvides, Dios,
del hombre que come arena y llanto
y se flagela”.

Frente a tanta oscuridad, busca incesantemente aquello que puede redimirlo y reivindicar el sentido de la realidad. Por un lado encuentra a la poesía, por otro anhela el abrazo “con la tenue sombra de la ausencia”. La invoca:

“Eternízame,
flor desconocida.”


Flor etérea, inasible, un nuevo fantasma: “¿De qué está hecho tu nombre?”

Si en algún momento de este ardiente delirio, Granados nos espeta:

“Llegué con la voz en la mano
para azotar mi grito contra las ruinas de la vida”,

en otro le dice a ella:

“y que tu luz me lleve cada día
a reposar a la sombra de tus ojos.“

Canto individual, colectivo y universal, por ende destinado a encender las fibras íntimas y la razón de sus lectores, Arder refrenda la vocación y la pasión de nuestro poeta. Ahora, toca a él ser fiel al llamado de la creación, a su voz, a su intuición y a sus aprendizajes. El camino de la poesía, flanqueado por plantas de luz y vida, pero camino arduo, nada fácil, sin cabida para las autocomplacencias ni la pereza ni los facilismos, le depara exigencias y rigores para arribar a otros puertos o –como ya se dijo- la frustración y el naufragio, o el silencio.

En tanto, Ramón Granados espera, persevera, avanza con la paciencia de Ulises: “Que venga tu amor y lo queme todo.” Ahí suele estar la única salvación inequívoca: arder en la flama del ser amado.


Alejandro González
Julio 18 de 2008

Arder; Jesús Zarazua

Arder es quemarse en el coraje de la misma existencia, es asomarse a la ventana interior que yace en cada uno de nosotros a la espera de ver de nueva cuenta la esperanza. Arder es volver de pronto nuestro rostro al pasado y darnos cuenta que seguimos en el mismo lugar. Es cantar una vieja canción sin música, es pedir llegar a la realidad y encontrarnos tan sólo con los sueños.
Arder es llegar a la hora misma de la muerte, en palabras del poeta “a la hora más silenciosa” y de pronto asomarse a la ventana que evoca al pasado, al presente y por qué no, al futuro de cada uno de nosotros, es voltear a lo más oscuro -como lo menciona Ramón- “me unté las manos de penumbra y salí a buscar quién envolviera mi cuerpo”. Arder es entonces; escuchar a nuestros muertos, si, a aquellos que cantan, que gritan y de pronto nos hablan de las “ruinas de la vida”, ¿La vida tendrá ruinas? ¿Qué es una ruina de la vida? ¿A caso la ruina más grande es la muerte? ¿O la misma vida es la ruina? Todos tenemos una historia, algunos con sonrisas, otros con lágrimas y otros simplemente viven sin dejar sus huellas en los caminos, siguiendo las huellas de otros, caminan a ningún lugar, hasta donde llegue la vereda, ellos llegarán y entonces éste “que de noche remienda su vida con llanto” se dará cuenta que se encuentra en la noche más larga de los siglos, la noche del día final y querrá que el tiempo vuelva, que la cordura perdure, que el sol se ponga en el cenit y que el camino no lo encuentre descalzo, entre su locura y la locura del tiempo, desnudo, “dañado de falsa ilusión” mientras “la muerte vive olvidando” y él se da cuenta de ser un extraño más, sin tiempo para conocerse a si mismo.
A veces nos encontramos con palabras que hieren la conciencia, no estamos preparados para escuchar la verdad, podemos confundir lo bueno con lo malo, las tinieblas con la luz, a las blasfemias con los salmos y a los sueños con las pesadillas, sin embargo, al arder la conciencia de cada uno de nosotros dejaremos “que las palabras entierren sus letras” porque la palabra tendrá voz, tendrá vida y podrán así arder “las espinas de tus ojos, ésas que te impiden verme y agrandan la distancia del silencio”. Silencio: es ausencia de sonido, gramaticalmente es el antónimo de ruido. En la obra poética de Ramón encontramos al silencio como un sinónimo de muerte ¿Qué es la muerte? Antónimo de la vida, filosóficamente es una entropía; es decir, una desorganización, la religión (cualquiera que ésta sea) nos dirá que es el inicio de la siguiente etapa, y según la medicina es el cese de todas las funciones vitales. ¿Entonces el silente muere a su palabra?, ¿su voz es “una flor desconocida” o simplemente “un camino de árboles muertos”? Todos los caminos tienen polvo y dejan vestigio de eso en los zapatos, pero si caminamos descalzos, el polvo está en nuestra piel y seguimos siendo polvo y olvido.
Ramón Granados es un poeta cuya voz nos muestra la verdad (esa para la que no estamos preparados) sus versos son gotas de agua en el más extenso desierto cultural en que nos encontramos. Todos somos ilegales en este nudo de sentimientos y emociones ya que “el suelo que pisamos no es nuestro” tal vez pertenece al imperialismo o a la televisión pero “así nos gusta vivir” siendo el basurero de otros “así nos acostumbraron” a bajar la cabeza a la altura de los pies de otros, así “nos programaron” somos una máquina, un tornillo más del sistema, la tuerca zafada de algún loco poderoso y los “hijos de esta tierra ya no son nuestros” porque le han devorado el vientre y ahora sirven y defienden otra bandera, ya no se sientan a la mesa con nosotros y estas trece sillas y una mesa no son un comedor, sino la cena siniestra de la traición a “un país sin nombre” donde las mujeres rezan y piden paz y les dan balas y matan a sus hijos, las violan, las sobajan, las ultrajan y les arrebatan a sus hombres y los esclavizan y “se sientan a esperar su muerte” mientras el sol da una y otra vuelta, la luna hace lo mismo, la lluvia culmina su ciclo y llueve otra vez “sobre los árboles moribundos” que llenos de esperanza no se olvidan de Dios.
Hace poco que conozco a Ramón, sin embargo la amistad no necesita de días, requiere de detalles, de palabras de intercambio, de ideas y Ramón intercambia no sólo conmigo, sino con cada uno de los que puedan arder con este nuevo libro de poesía, intercambia emociones, sentimientos, imágenes metafóricas que nos provocan imaginar la realidad en un sueño distinto, en un país distinto, en un mundo de voces y de libertad, en un mundo de hombres con dirección en sus pies, haciendo su propia vereda, buscando su propio sol, inventando su propio Dios, cargando con sus muertos en la espalda y darles el sepulcro con guirnaldas, con cuetes, con flores, con velas, Ramón Granados comparte con todos nosotros la preocupación que siente al ver convertido “este pueblo en un callejón sin salida”, Granados Juárez nos comparte ese temor que provocan “los días hechos de polvo” y los fantasmas que barren la identidad mirando las barras y las estrellas de otro cielo mientras “le duele el estómago a esta tierra”.
Arder es luchar, buscar. Arder simplemente es revolución, es gritar, gritar hasta ensordecer a alguien, es gritar hasta que llueva y podamos ver como las fantasías están “goteando en las manos del tiempo”. Arder es dejar el pelo suelto y verlo volar, es quitarse los zapatos cansados del tiempo y dejarlos en el umbral del amanecer, es ver como “se mojan las sombras” como “sangran las flores” y ver que “todo es oscuro detrás de la luna”. Arder es vivir en la esperanza de que “venga tu amor y lo queme todo” y pretender dejar de ser “sonámbulos esqueletos rogando porque la noche se prolongue”. Arder simplemente es arder.
La poesía que nos presenta Ramón, joven poeta, pretende ya no ser la voz intermitente del silencio, es una búsqueda de identidad, es un rasgar los velos de los templos y encontrarnos crucificados en el madero de la injusticia, en la cruz del olvido que a la vez es muerte; pero también es un recorrer de la sangre desde el hígado hasta el corazón e hinchar las venas de amor y querer “a la sombra de tus ojos reposar”, Ramón Granados se abre el pecho para mostrarnos como late su corazón, como las punciones van irrigando célula por célula de cada rincón de piel, nos deja adentrarnos a esos pensamientos complejos que tal vez no lo dejan dormir o que simplemente restauran su vida al exudarlos y dejarlos en la intemperie a riesgo de oxidarse por las “palabras que no dices”.
“De que me sirve tu nombre cuando no estás a mi lado” se pregunta el poeta, de qué, no estás a mi lado, pero al fin y al cabo se contesta “fría me gustas más” ¿A quién le pregunta? ¿A qué se refiere? ¿A esta extensión de tierra que llamamos patria? O ¿A la mujer que está ausente de cuerpo y presente de recuerdo? “bien muerta es como te deseo” confirma nuestro joven autor que de pronto se encuentra “en sombríos anocheceres”, ¿recuerdo? ¿Nostalgia? Que lo hacen llegar “a ningún lado” como los que siguen las huellas de otros, pero el poeta está recreando el camino, está dándole cause a su propio río, consistencia a sus batallas, resistencia a la muerte y al silencio, pero sobre todo le está dando valor a su palabra y a su vida la está viendo arder.
Ya para terminar les diré que es un leño la vida y de el pensamiento de cada uno de nosotros depende el tamaño de la flama con que haremos arder ese leño. Felicidades amigo Ramón, te agradezco la confianza que depositaste en mi para este comentario, te agradezco tu poesía y sobre todo tu lucha, tu insistencia, tu tesón, la constancia y la sobrevivencia de tu palabra en este país que no lee, pero resistiremos hasta el punto final.
*Texto leído durante la presentación de “Arder” de Ramón Granados Juárez el 18 de julio de 2008 en Apaseo el Alto, Guanajuato.

lunes, 23 de junio de 2008

nuevas fechas

YA HAY FECHAS PARA LA PRESENTACIÓN DEL NUEVO POEMARIO DE RAMÓN GRANADOS "ARDER":
-18 de Julio, Auditorio del CASSA, Apaseo el Alto; Guanajuato, 5:00 PM.
-26 de Julio, Centro Cultural "El Mayorazgo", Salvatierra; Guanajuato, en el marco del Encuentro Internacional de Escritores. 1:00 PM.
-Festival de la Palabra; México D.F. Fecha por confirmar.
-Xochimilco, D. F. Fecha por confirmar.

viernes, 23 de mayo de 2008

Tu Sombra

A veces perdemos lo que nos queda de vida
y se levanta la muerte por los caminos de tierra.

Con la esperanza
enmudecida en los rincones,
el insomnio se encaja en el paisaje
como parte de lo cotidiano,
florecen girasoles nocturnos;
se hincha la piel por falta de compañía,
deseos se pierden en el humo de las palabras,
el frío se hace eco,
retumba detrás de la puerta
anunciando tu desaparición.
Se revuelcan el frío y tu sombra
entre las manos de la noche,
las manos hechas de piedra que el ocaso encierra.

Y es que a veces viene tu sombra
a quitarme lo que de tu oscuridad me queda.

El Pueblo

Texto sobre algún lugar de la mancha semiurbana, del cual ya no quiero ni acordarme...
“Era el pueblo como un perro chico, mohoso y ya sin
cambio”.
Juan Ramón Jiménez.


Este pueblo es un gran callejón sin salida, un laberinto con santos en cada esquina, un baldío con un jardín en el centro, rosa de los vientos que sólo conoce el norte.

De adobe son las arrugas de los viejos, material en extinción; suelen sentarse a la entrada de la casa y con incrédula mirada descubren las toscas manos del progreso, los ojos pálidos de la necesidad, el ruido venido de lejos; inexplicable, ofensivo, sofocante.

Los días aquí están hechos de polvo, de la tierra en las uñas de una mañana sin sol. Aquí ya nos olvidamos a qué sabe el atardecer, porque los pájaros lo devoraron, como a los restos de un animal muerto. En las caras de los gatos callejeros se lee la noche, que aquí ya se volvió indigente; se ensució su manto de estrellas entre tántas borracheras.

Se pasea el tiempo en silencio sobre las ramas de los árboles secos… secos como este día y todos los demás días, secos como los ríos que ya no existen; ahora son huecos, nidos oscuros y fríos donde duermen los que no tienen hogar.

Este pueblo juega a ser ciudad, madre de hijos emigrantes, calles como inmensos desiertos, ventanas a ningún lado.

Los campesinos levantan su cosecha de fantasmas y alzan su mirada flaca buscando el sustento entre barras y estrellas. De vez en cuando se cierran las nubes y lo inundan todo; cubren de agua la noche que se ahoga hasta la madrugada… así pasó un año y dos hasta volverse siglos; siglos como perros sin dueño, como arena de un desértico domingo.

Pero aquí vivimos y aquí nos vamos a morir, porque en esta tierra se descansa; este suelo es la cama para las víctimas de la vida, para los damnificados de lo cotidiano; aquí los muertos no se van de tánto que les gusta su tierra, huele a muerto detrás de las puertas.
Aquí nos vamos a quedar; porque de esta tierra somos y a ella vamos, a reposar en el vientre de las piedras y a cobijarnos con el musgo; aquí nos vamos a quedar hasta que el tiempo nos cierre la boca, hasta que la noche nos cierre los ojos…

miércoles, 21 de mayo de 2008

Regreso de la FeNal

Regresé de León el domingo; cansado, ya es miércoles y no me recupero, a pesar de ello, regresé feliz, feliz de encontrarme con antiguos amigos, feliz por los nuevos amigos que hize; al final de cuentas para eso se hicieron los encuentros de escritores, para crear espacios en donde podamos coincidir los creadores... después de este encuentro, he decidido entrarle de lleno a toda esta onda de las herramientas tecnológicas, mis buenos amigos David Yaurima y Jesús Zarazua (con quienes, por cierto, establecí un vínculo muy interesante) me convencieron de ello. Así que a partir de hoy le voy a poner empeño a esto del blog y sus entradas...

martes, 22 de abril de 2008

la hora

La hora

I
A la hora más silenciosa me asomé a la vida.
Me enjuagué los ojos con polvo de luna,
llené de evocaciones los intestinos,
me unté las manos de penumbra
y salí a buscar quién envolviera mi cuerpo.


II
Un coro de cuervos me guió hasta aquí,
a la hipnótica puerta de la confusión.
Caí más abajo, en el útero ralo de la palabra.
Me cobijé entre las letras.

III
En el denso plumaje de una tonada nocturna,
me rodean cantos muertos y ladridos de perros.
Tropiezo siempre con la lobreguez.
Llegué con la voz en la mano
para azotar mi grito contra las ruinas de la vida.


IV
La historia dejó su testamento:
para éste,
que de noche remienda su vida con llanto;
le doy la palabra y el papel.
Tomé lo que me correspondía
y me asomé a la vida
a la hora más silenciosa.

BIENVENIDO

Biemvenido a la bitácora del autor; Ramón Granados Juárez; poeta, escritor y promotor de la lectura; originario del Estado de México pero radicado desde 2000 en Apaseo el Alto, Guanajuato.