Hay ocasiones en que no hay nada que hacer, nada que decir; o simplemente, es tanto el letargo circundante, que decidimos no hacer nada. A pesar de ello, a veces resuta ser el momento propicio para ponerse a escribir; para muestra, van dos ejemplos sobre la nada y su contexto, el primero es del gran poeta Antonio Plaza, nacido en San Bartolomé Apaseo el Alto; el otro, es un texto de mi inspiración, ambos con un tema en común: NADA.
NADA.
Antonio Plaza
Nadaba entre la nada. Sin empeño
a la vida, que es nada, de improviso
vine a soñar que soy; porque Dios quiso
entre la nada levantar un sueño.
Dios, que es El Todo y de la nada es dueño,
me hace un mundo soñar, porque es preciso;
Él, siendo Dios, de nada un paraíso
formó, nadando en eternal ensueño.
¿Qué importa que en la nada confundida
vuelva a nadar, al fin, esta soñada
vil existencia que la nada olvida,
nada fatal de la que fue sacada?…
¿Qué tiene esta ilusión que llaman vida?…
Nada en su origen. -¿y en su extremo? -¡Nada!
SUCEDE
Ramón Granados Júárez
Sucede a veces
De súbito
La decadencia
Vestida
de colores brillantes
Ocasionalmente
La tierra del tiempo
Es sembrada
Por las
Silenciosas manos
De la rutina.
Lo que pasa
Es una mosca
Muy
De vez en cuando.
Casi siempre
Y otras veces
Casi nunca,
hay megalópolis
de una sola calle
templos
llenos de ateos.
Sucede
Que a veces
Deseamos
No poder desear nada.
Ocurre
Ocasionalmente
Que en el mundo
A veces
Nada sucede.
2 comentarios:
Buen poema felicidades.
Un dejo de nostalgia... una sinrazón del estar sin estar. Realmente tienes un estilo muy propio. Me da gusto tener la dirección de tu espacio. Te seguiré visitando.
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